Hay tres líneas fundamentales que podemos seguir. La primera y quizás la más utilizada (normalmente con motivo), es empezar con las presentaciones más agresivas para terminar con las más sutiles. Esta agresividad se puede traducir en señuelos más sonoros, más llamativos o de mayor tamaño. A modo de ejemplo podríamos realizar los primeros lances con un crankbait de gran tamaño y muy sonoro, para pasar a un lipless, cambiar posteriormente a un swimbait de vinilo de grandes dimensiones, volver a coger la caña de crankbaits pero esta vez anudando uno silencioso y finalizar pescando en vertical, empezando con otro pickie de tamaño más contenido y rematando con un vinilo al drop shot. Este enfoque es muy interesante para lograr la picada de uno de los ejemplares más grandes del grupo durante los primeros intentos ya que por un lado las acciones y tamaños más contundentes pueden hacer que los ejemplares de menor porte se queden a un lado y al mismo tiempo, este tipo de presentaciones suelen provocar reacciones agresivas por parte de los ejemplares que dominan la escuela.
Realizar lances muy largos y pescar alejados de los puntos calientes es crucial.
La segunda opción sería completamente a la inversa, empezando por las presentaciones más sutiles, para acabar buscando exclusivamente picadas por reacción. Sobre todo cuando los peces están muy castigados y recelosos o simplemente no se están alimentando activamente, los primeros lances se convierten en cruciales. En esta ocasión una presentación agresiva puede provocar exactamente lo opuesto a lo que buscamos; poner a toda la escuela en alerta, dificultando enormemente que podamos engañar a alguno en los siguientes lances, aun cambiando de engaños. En cambio, si lo primero que se encuentran es algo que no levanta sospecha alguna y no les hace cambiar su estado natural, es posible que aunque sólo sea por competencia, alguno acabe embocándolo.
Dos basses que atacaron simultáneamente a un jerkbait cuando una bola de alburnos subió a la superficie empujada por una escuela de peces hambrientos.
La última alternativa que si logramos interpretarla correctamente puede ser muy efectiva, sería variar drásticamente de presentaciones jugando con la actitud de los peces y las reacciones que diferentes presentaciones pueden provocar en ellos. Con esta alternancia la idea es buscar que los peces se encuentren con estímulos – en muchos casos completamente opuestos – y hacerlo con una frecuencia elevada. Esa fórmula ayuda a intuir cual es la actitud de los peces prácticamente de continuo y además, con los cambios de actitud que provocan algunos de los señuelos en la escuela, sin necesariamente desencadenar picadas, pueden ayudar a aumentar la efectividad de presentaciones distintas en los próximos lances.
