10:30 Era de esperar. Con las condiciones con las que contamos, nada de aire, altas presiones y sin ningún cambio importante durante toda la semana, lo raro hubiera sido que estuvieran comiendo activamente. Es el primer punto de inflexión importante de la mañana. Hay que cambiar de aires pero, ¿qué es mejor, meternos ya a grandes profundidades o volver a lo que estábamos haciendo antes? Aunque el sol este subiendo y las temperaturas son ya elevadas, en ocasiones el patrón de superficie puede mantenerse durante prácticamente todo el día. Uno aquí otro más allá, pero a veces así puedes lograr jornadas muy fructíferas, llenas de lances emocionantes.
Analizando la situación, se habían pasado ya varios minutos volando y sin apenas percibirlo el viento había hecho acto de presencia. Esto lo podía cambiar todo, al menos la actitud en las cabezas y la confianza en nuestras posibilidades eran bien distintas.
La lucha que ofrecen son más que generosas; siempre entregan todo lo que tienen en el agua.
11:00 No tardamos en analizar diferentes zonas que bajo estas circunstancias pudieran ser interesantes. Finalmente, tras descartar enfocarnos hacia posturas muy concretas, decidimos desplazarnos hacia los tramos más abiertos del embalse para una vez allí, tocar las orillas sobre las que estuviera azotando un viento cada vez más intenso.
La primera picada no se hace esperar. Un pez suspendido a unos diez metros de la orilla que ha atacado contundentemente a un crankbait de color natural. Por la forma de atacar parece que ese pez se estaba alimentado. Después de este vienen otros cuatro, todos ellos de buen porte y parejos entre si. La elección del señuelo no está siendo determinante, los lipless y spinners pesadas también están siendo embocadas con furia. El color no lo hemos querido averiguar. Con el agua tan clara y un día con tanta luz, se nos antoja demasiado arriesgado poner cualquier color que no sea natural.
Aunque los barbos son duros y resistentes, es conveniente darles un tiempo razonable para que se recuperen después de una larga pelea.
Pasado este pico claro de actividad que hemos disfrutado y aprovechado bastante bien, o los peces han desaparecido o se han resabiado con las carreras de sus hermanos, y lo que antes era un frenesí de picadas y peleas vibrantes, se ha convertido en relax y calma, a pesar de que las condiciones aparentemente son las mismas. Tocamos otros dos tramos similares a este pero sin ningún tipo de resultado. Probamos incluso a pescar un poco más profundos, entorno a los diez metros utilizando pickies de tamaños contenidos pero no arrancamos ni una sola picada.
La sonda es nuestra gran aliada sobre todo para pescar en vertical. Un pez suspendido a doce metros y una cuchara que va a su encuentro: este fue el resultado final.
12:30 El calor aprieta de lo lindo. Estamos a punto de centrarnos ya en las capas más profundas pero en el último instante decidimos barrer los primeros metros de la orilla, esta vez con cranks de pequeño tamaño. Causado por el oleaje, los dos primeros metros de agua más próximos a la orilla se han enturbiado. Quizás podamos conectar con alguno de esos barbos solitarios que siempre saben aprovechar cualquier circunstancia para poderse echar un bocado fácil a la boca. De esta manera logramos clavar tres peces en una hora aproximadamente aunque solo logramos llevar a la mano uno de ellos, los otros dos, a pesar de llevar un equipo bastante blando, han abierto las ancoretas dejándonos a dos velas. Con estos animales no vale cualquier potera, posiblemente debimos de cambiar las que estos señuelos traían de serie y tener los frenos de los carretes un poco más flojos…
Durante el verano, las partes del día con menos luz (atardecer y amanecer) y las sombras, siempre se deben tener muy en cuenta.
14:00 Estamos en uno de los parones típicos del verano. Las chicharras son las únicas que parecen estar a sus anchas. El aire, igual que vino de la nada, ha desaparecido, y el embalse está ahora como una balsa de aceite. Toca cambiar de tercio. La idea es visitar diferentes áreas con intención de localizar puntos bastante concretos que nos puedan ofrecer exactamente lo que buscamos: mucho calado, grandes desniveles – a poder ser con sombras -, y bolas de alburnos. Para ello la sonda será sin lugar a dudas nuestra mejor aliada.
