El equipo que utilicemos dependerá en gran medida de los señuelos que mayoritariamente vayamos a utilizar. Por lo general es recomendable pecar un poco en exceso que no quedarnos cortos, sobre todo si pescamos aguas dónde haya coberturas o estructuras peligrosas que puedan poner en riesgo nuestra captura durante la pelea. Aunque en esta época los lucios no son capaces de desarrollar toda su potencia cuando intentan zafarse del engaño debido a un peso excesivo en muchos casos – en el caso de las hembras – y a la baja temperatura del agua, contar con una reserva extra de potencia, puede ser crucial si logramos clavar uno de esos lucios muy por encima de la media.
Equipos potentes y que nos den seguridad. Presentaciones en las que confiemos y que nos permitan afrontar diferentes situaciones.
Respecto a líneas y bajos tampoco debemos correr riesgos innecesarios y salvo casos muy puntuales – aguas muy claras o peces muy presionados – es conveniente ir hacia diámetros un poco mayores de lo que en principio usaríamos para evitar roturas devastadoras. Contar con la posibilidad de forzar a uno de estos colosos en un momento determinado, puede ser la diferencia entre perderlo o llevarlo a tu mano. En cualquier caso yo no bajaría de las quince libras para la línea madre si hablamos de fluorocarbono o monofilamento – treinta libras en el caso de utilizar trenzado – ni de un 0,70 para el bajo, pero insisto, si las condiciones lo permiten, busca siempre ese diámetro máximo que te dé más seguridad pero que al mismo tiempo, te permita dar la acción deseada a cada presentación que vayas a utilizar.
Personalmente no soy partidario de utilizar ningún elemento para enganchar los señuelos o para unir la línea al bajo pero en el caso de hacerlo, decántate siempre por los de calidad contrastada que te ofrezcan total garantía.
Estos ejemplares no perdonan. Cuando buscamos grandes ejemplares es vital estar seguro de todas las partes de nuestro equipo.
En acción de pesca busca el equilibrio. Mucho más importante que los señuelos que le vamos a presentar a los esócidos será la manera en la que lo vamos a hacer. Tener a los grandes lucios próximos es estupendo pero si nos descuidamos, puede lacrarnos o cuanto menos ser un arma de doble filo. Al moverse por cotas someras y estar más o menos próximos de la orilla, va a provocar que, especialmente los grandes especímenes, estén en alerta y atentos a cualquier posible amenaza y ante el menor indicio de algo extraño, desconfiarán o huirán directamente y por consiguiente, las posibilidades de capturarlo se reducirán drásticamente. Por eso, hay que extremar las precauciones cuando avanzamos por la orilla, evitando ruidos extraños y procurando siempre realizar algún lance paralelo hacia los primeros metros de la orilla antes de seguir avanzando. Así no espantaremos con nuestra presencia a la mayoría de los lucios que estuvieran colocados dentro de nuestro radio de acción.
Hasta llegar a este momento debemos de cuidar cada detalle por insignificante que nos parezca.
Del mismo modo, hay que ejecutar con precisión y buena técnica todos los procesos en acción de pesca, teniendo siempre en cuenta la discreción y la calma pero siendo contundentes y eficientes cuando toque. Procura lanzar hacia las posturas con la máxima precisión sin que los engaños hagan mucho ruido al entrar en contacto con el agua. Dale vida a los señuelos desarrollando adecuadamente las diferentes técnicas, buscando sobre todo, la cadencia que los peces prefieren en cada ocasión. A la hora de clavar no te precipites pero cuando sueltes el brazo, no dudes y hazlo con decisión, firmeza y mucho recorrido. Mantén la calma durante la pelea, midiendo siempre dónde está límite. Llevar al lucio a la orilla antes de lo que deberías podría ser fatal. Y por último, nunca pierdas la tensión antes de tener a tu rival sobre tus manos.
En la mayoría de las ocasiones, es la suma de pequeños detalles los que van a marcar el desenlace final de cada acción. Lo difícil es no cometer ningún error desde que el pez emboca el engaño hasta que lo tenemos en nuestras manos, sobre todo cuando eres consciente de que al otro lado de la línea, tienes prendido un lucio descomunal.
** COMO PESCAR LUCIOS GIGANTES. Parte 1
