Un pelea con un siluro siempre es dura y exigente para el pescador pero si eso le sumas que tienes que medirte con un ejemplar ya crecidito y sobre todo con un equipo demasiado liviano para poder vencer a un rival de este calibre, una batalla épica está asegurada aunque lo más común es que acabes perdiendo pero en esta ocasión, gracias al buen hacer y temple de Félix no fué el caso.