El jerkbait es uno de los señuelos más populares y más utilizados por los pescadores deportivos que persiguen especies depredadores. Todos los jerkbaits se caracterizan por tener una forma alargada y fina, teniendo en la gran mayoría de los casos dos o tres poteras y un babero normalmente poco pronunciado.
Tanto la silueta como la natación que desarrolla cuando se le imprime movimiento, imitan de una manera muy realista a cualquier pececillo en apuros; una tentación para cualquier pez que ve en ellos una presa débil y aparentemente fácil de atrapar.
En el mercado encontramos un gran número de modelos, de hecho casi todas las marcas tienen al menos uno en su catálogo. Aunque todos ellos los podemos catalogar como jerkbaits, distinguimos los diferentes modelos a parte de por su tamaño y por la profundidad de natación que alcanzan cuando recogemos, la cuál estará relacionada principalmente con el babero que lleven, por la capacidad que tengan de flotar, hundirse o de suspenderse cuando dejamos de moverlos.
La acción de cada jerkbait está condicionada por dos tipos de oscilaciones diferentes. Por un lado, estaría el giro que hace el señuelo oscile sobre su propio eje horizontal (a dicho movimiento lo llamamos rolling), y por otro a la capacidad de separarse de la línea de avance oscilando de un lado para otro cuando le imprimimos movimiento (movimiento que se conoce como wobbling). La suma de estos dos movimientos es la que marcará la acción de cada jerkbait.
En base a lo anteriormente expuesto, cada modelo tiene una acción característica cuando se le imprime movimiento que lo define. Entre algunos puede haber una gran diferencia, entre otros las variaciones pueden ser mínimas pero a veces importantes. Lo fundamental es saber elegir las acciones más propicias en cada situación, en base a la actitud de los peces que pretendemos capturar.
