Consejos para Pescar Luciopercas

Consejos para Pescar Luciopercas

Ya están hechos los deberes. La primera fase, en muchos casos, es la menos gratificante y al mismo tiempo la más exigente pero si logramos resolverla adecuadamente, todo el esfuerzo realizado durante el proceso de la ubicación de los peces, será la llave maestra que nos permita, a partir de ahora, grandes momentos en el agua y un buen puñado de jornadas llenas de capturas y acción.

El trabajo previo nos ha permitido localizar un entorno con garantías de que las luciopercas estén asentadas en un buen número, ahora llega el momento de intentar darles caza.

Muchos pescadores atesoran masters en darle mil vueltas a asuntos de lo más variopintos o en complicarse la vida con aspectos de dudosa relevancia. En este sentido hay algo que no debes olvidar: cuando tenemos la certeza o al menos una intuición fundamentada de que en todo el tramo que tenemos ante en nuestros ojos, hay una densidad importante de capturas potenciales, todo es infinitamente más sencillo.

En este tipo de escenarios, cualquier pescador por poco cualificado que este, pero que tenga la fortuna de estar en un área cómo la citada anteriormente, será capaz de hacerse con algún ejemplar casi sin quererlo. Por el contrario, la caña más virtuosa que haya existido, será incapaz de robar una sola picada si en su área de influencia no se encuentra ni un sólo pez.

consejos para pescar luciopercas

Las incipientes barrigas empiezan a mostrarnos que es el momento de acumular reservas.

Si bien es cierto que la localización es primordial y determinante para nuestros resultados finales, no es menos cierto que una vez que estamos en el lugar indicado dependerá de cada uno el poder extraer el máximo rendimiento del lugar. Nosotros, que después de varias jornadas invertidas y mucho trabajo sucio de por medio hemos dado con un filón de oro, debemos aspirar a lo máximo.

Para intentarlo, vamos a marcar unas pautas, adaptándonos a las diferentes fases de la freza y desarrollando fórmulas y estrategias distintas para cada una de ellas.

Las tres fases de las que vamos a hablar a continuación pueden fluctuar dependiendo de diversos condicionantes, pudiendo prolongarse durante más o menos tiempo o producirse en fechas oscilantes de un año a otro. Cómo es lógico pensar, tampoco toda la población estará siempre en el mismo estado. Habitualmente habrá un porcentaje mayoritario que siga una misma pauta pero siempre encontraremos ejemplares que se adelante o se atrasen a dicho calendario biológico, dentro de unos límites razonables.

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Si las condiciones son favorables para cazar los picos de actividad serán constantes y las luciopercas no nos darán tregua.

Prefreza.

La mayoría de la población presente en la masa de agua que estemos pescando ya ha hecho el desplazamiento desde las zonas de invernada hacia enclaves propicios para realizar las puestas o al menos con un acceso rápido y directo a estas.

En este intervalo de tiempo los peces necesitan comer copiosamente. El invierno suele ser duro, la comida no abunda como en otras épocas del año y, por consiguiente, un porcentaje de los peces no han podido alimentarse cómo les hubiera gustado. Por si esto no fuera motivo suficiente, sus cuerpos empiezan a avisarles de que la época de la freza está más cerca y eso conlleva la necesidad de acumular reservas para poder llevar a cabo una tarea tan exigente físicamente.

Con estas premisas está bastante claro que el factor alimento será la clave para el enfoque de nuestras jornadas durante este periodo.

En este momento las luciopercas estarán relacionadas estrechamente con sus presas (especialmente con los alburnos, si están presentes en la masa de agua) aunque no desecharán cualquier otro alimento.

Allí dónde este el pez pasto estarán ellas. Si los alburnos se mueven por cotas someras o en cambio se suspenden, las luciopercas no tendrán ningún problema en seguirlos para tener siempre alimento próximo disponible. Debido en gran parte a esta asociación íntima, durante una jornada pueden cambiar de posturas en un corto intervalo de tiempo y al mismo tiempo la actividad puede aumentar cuando las condiciones son propicias para atacar o disminuir cuando no les favorecen, pudiendo haber momentos de auténtico frenesí o intervalos prolongados sin aparente actividad.

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Los grandes señuelos son muy efectivos en las semanas previas a la freza.

No es momento este para pescar lento ni con presentaciones meticulosas. Una pesca rápida nos dará todo lo que necesitamos: barrer mucha agua y poder tocar diferentes posturas en poco tiempo. Con un poco de fortuna, esto nos ayudará a estar cerca de nuestros objetivos al menos durante un porcentaje aceptable del día.

Respecto a los señuelos, todos los que nos permitan realizar este tipo de pesca pueden cubrir nuestras necesidades. Hay días que uno en concreto puede marcar la diferencia por diversos motivos y en cambio habrá otros que casi cualquier presentación que les ofrezcamos en el momento y sitio indicado desencadenará una picada contundente.

Pensando sobre todo en los grandes ejemplares, más reacios y asustadizos, los swimbaits duros, quizás no tan efectivos en otros periodos, con recogidas muy lentas y continúas son un comodín en este momento, sin olvidar otras opciones siempre válidas y muy polivalentes para desarrollar este tipo de pesca cómo podrían ser los pickies, spinners, jerks o cranks de poca profundidad especialmente los tipo squarebill.

2019-01-22T13:36:23+00:00 23/04/2019|Articulos, Lucioperca|