Pesca de Luciopercas en Freza

Pesca de Luciopercas en Freza

Fotoperiodo. Las horas de luz que tiene cada día es otro condicionante del ciclo biológico de cualquier especie con vida y además, se convierte en muchos casos, en el reloj que marca los periodos y las etapas o fases anuales, tanto de especies animales como vegetales. Los peces no entienden ni de fechas ni de horarios como los entendemos nosotros, ellos tan sólo se dejan llevar por sus instintos más primarios, siendo las señales de la naturaleza (en la mayoría de los casos evidentes) las que coordinan y dirigen sus vidas. Con el transcurso de la primavera las noches se acortan, incrementando así las horas de luz, y con ellas, los impulsos que dictan que la freza se acerca, aumentan.

Nivel del embalse. En el periodo de la freza, la estabilidad del embalse siempre favorece a que el proceso transcurra sin contratiempos, siguiendo las pautas y procesos habituales. Los cambios bruscos, tanto de subidas como de bajadas de nivel, serían justo el caso contrario. Si hablamos de subidas bruscas, estas suelen llevar asociadas en muchos casos la bajada de temperatura del agua, algo que evidentemente frenaría el proceso, a esto, además, habría que añadir la desubicación que provoca en los peces, al cambiar el límite que marca la orilla por completo y las profundidades a la que se localizarían cualquier tipo de estructura o cobertura ya sumergida anteriormente. Otro efecto añadido que sufriría el agua derivado de las riadas y que en muchas ocasiones son a la postre las causantes de la subida de nivel, sería la turbidez del agua. Este cambio por si sólo no afectaría en exceso a una especie como la que tratamos ya que cuenta con unas condiciones excepcionales para cazar en condiciones de poca luminosidad pero el problema viene cuando este cambio viene asociado a los dos anteriores, algo que suele ser muy habitual.

pesca de luciopercas en freza

La lucioperca es un cazador letal y capaz de adaptarse hasta a las condiciones más adversas para seguir alimentándose.

Si hablamos de una bajada brusca de nivel, este fenómeno provoca que los peces entren en un estado de espera o incluso de retroceso, creándoles por lo general un estado de estrés y recelo ante la inseguridad de que sus futuras puestas se puedan quedar fuera de las profundidades óptimas para que los huevos se desarrollen correctamente. Si estos cambios son graduales y no muy pronunciados, las subidas se antojan mucho más favorables y atractivas, induciendo, generalmente, a que los peces frecen. El motivo es que este aumento de nivel conlleva a la inundación inevitable de nuevos terrenos que en primavera, habitualmente, están llenos de vida en forma de alimento y sobre todo de vegetación y que suele ser muy buen reclamo para que las luciopercas pongan las huevas sobre esta superficie.

Una vez que las condiciones reinantes son propicias y están próximas a las que requieren para llevar a cabo las puestas, las luciopercas empiezan a desplazarse hacia esas extensiones que albergan todos los componentes que necesitan o al menos la mayoría de ellos (no todos los embalses o ríos cuentan con lugares idílicos para frezar y por consiguiente a los peces no les queda otra que adaptarse).

En este sentido es esta una especie bastante dinámica y nómada y si no encuentra las condiciones que busca, no tendrá ningún tipo de reparo en realizar largos trayectos hasta encontrarlas, moviéndose normalmente en grupos más o menos numerosos dependiendo en gran medida de la ruta que tomen y del destino que tengan previsto. Hay datos contrastados de ejemplares que han realizado más de dos cientos cincuenta kilómetros hasta llegar al lugar elegido, lo que nos puede dar una idea de la facilidad que dicha especie tiene para desplazarse. Esta información, aplicada a nuestras aguas, nos deja bien claro que cualquier ejemplar podría ir desde la zona de la presa hasta el inicio de cualquier embalse de la geografía española sin ningún tipo de problema y, sobre todo, puede ayudarnos a entender, por ejemplo, cómo pueden variar las densidades en una zona u otra en cortos periodos de tiempo, especialmente en las épocas de cambios y transiciones.

Una cabeza imponente siempre llama la atención pero quizás, lo que hay en segundo plano, nos dé más información.

Evidentemente, en un embalse o río de cierto tamaño, los posibles sectores donde pueden llevar a cabo sus amoríos serán numerosos pero aun así, siempre va a haber tramos del río, partes del embalse o reculas concretas, donde la concentración de ejemplares sea mucho mayor que en otras, sencillamente, porque las condiciones son más favorables. Estas zonas querenciosas suelen repetirse año tras año, siempre y cuando las condiciones del embalse sean similares, pero si estas cambian, es más que probable que con ellas también lo hagan los frezaderos elegidos por las luciopercas.

Este es un error que muchos pescadores cometemos de manera sistemática, pescar en base a experiencias vividas anteriormente. Es cierto que en ocasiones funciona pero si no fuera el caso, deberíamos de dejar de lado el pasado y amoldarnos a las nuevas condiciones presentes; es absurdo y poco práctico alimentarse de los recuerdos que regularmente nos vienen a la memoria.

** PESCA DE LUCIOPERCAS EN FREZA. Parte 1

2019-04-01T11:48:16+00:00 02/04/2019|Articulos, Lucioperca|