Observa, analiza e intenta visualizar más allá.
Aunque lo más probable es que la mayoría de los lucios no estén al alcance desde orilla en esta primera etapa sabemos que en unas semanas todo cambiará. Teniendo esto presente, debemos analizar el suelo sobre el que avanzamos, pensando en lo que puede llegar a suceder, más que en lo que está aconteciendo en la actualidad. Aunque un puntal de libro hoy no esconda peces en sus proximidades o a pesar de que en siete árboles consecutivos hoy no haya ningún lucio apostado, nuestra intuición nos dice que en algún momento lo habrá. Al igual que debemos de marcar con la máxima precisión este tipo de posturas susceptibles de albergar un gran lucio para tenerlas perfectamente ubicadas de cara a las próximas semanas, conviene no olvidar lo que por ahora está fuera del agua. En este periodo es muy probable que los embalses estén subiendo y aumentando de caudal y quizás, en unas semanas, lo que hoy vemos con todo lujo de detalle en tierra firme se “esconda” a dos o tres metros de profundidad, pero si lo hemos tenido en cuenta, todas esas estructuras estarán también en nuestra cabeza. A falta de sonda la toma de referencias y la memoria serán nuestro mejor radar.
Además de marcar estos enclaves debemos de prestar especial atención al tipo de lecho que presenta el terreno, a la turbidez del agua, a la orografía y a cualquier indicio de posibles fuentes de alimentación.
Diferentes estratos y pendientes, estructuras variadas, hierba ya crecida y posturas de libro. Referencias tomadas, recula memorizada.
Orografía y tipo de suelo. Como dijimos anteriormente, una hipotética subida de nivel podría cubrir perfectamente parte de la orilla que hoy está a la vista por eso no hay que desaprovechar la oportunidad de analizar en profundidad el suelo. Será interesante inspeccionar con qué tipo de sustrato cuenta, la dureza de este o si por ejemplo ya cuenta con vegetación. Entre otros aspectos, estos nos van a ayudar a saber si una zona tiene las características necesarias para que las grandes hembras realicen las puestas. Al mismo tiempo, analizar la orografía nos ayudará a saber qué áreas podrán tener entradas de agua, si un tramo cuenta mayoritariamente con pendientes pronunciadas o si por el contrario las playas y áreas someras son las dominantes, algo que nos servirá de gran ayuda para decantarnos por unas secciones u otras según vayan avanzando los días.
Turbidez del agua. El estado del agua es otro factor muy a tener en cuenta y determinante en muchos casos, a la hora de seleccionar o descartar las franjas a pescar. No es que el agua transparente sea mejor que la turbia – o viceversa -, cada una tiene sus peculiaridades, sus ventajas e inconvenientes y sobre todo su momento. Todos los factores que entran en juego deben de ser interpretados como un conjunto. Bajo determinadas circunstancias las aguas claras puede ser la clave y en otras, pescar agua turbia nos dará muchas ventajas. Por lo general, los extremos no son buenos, al igual que por lo general el agua turbia y las bajas temperaturas no suelen hacer buenas migas o las transparentes nos pueden dificultar en gran medida a la hora de engañar a los peces.
Entrada de agua… otro factor importante, siempre a tener en cuenta.
Alimento. De todos es sabido que durante las semanas previas a la freza las grandes lucias necesitan cantidades importantes de comida y por lo tanto, si esta no está presente, difícilmente atraerá a una cantidad importante de ejemplares. Especialmente en este periodo, no siempre es posible ver con nuestros propios ojos esta fuente de alimentación por lo que debemos interpretar todas las pistas que el entorno nos ofrezca. En general, cuando en una parte del embalse hay movimiento, de un modo u otro, se percibe viva. Durante algunas jornadas o periodos del día, tanto por aire como por la orilla o incluso dentro del agua, encontrarás indicios de lo que está sucediendo en un área determinada. Ver una cantidad importante de aves que se alimentan de pescado, numerosas huellas de nutrias o restos de peces que han sido comidos recientemente, serán pistas evidentes de que en ese lugar y en ese momento en concreto, la comida es abundante. Si además tus señuelos han sido perseguidos por varios ejemplares en el entorno próximo, estamos posiblemente ante uno de esos parajes que estamos buscando y que debemos marcar como preferentes de cara a próximas jornadas.
Aunque posiblemente en esta primera etapa no sea el mejor momento, siempre es posible conectar con ese ejemplar récord que tanto anhelamos.
Estos son tan sólo algunos de los muchos detalles que estas jornadas aparentemente improductivas nos pueden ofrecer a la hora de poder extraer el máximo potencial a cada una de las extensiones que a partir de ahora, y durante las próximas jornadas, vamos a trabajar a conciencia. Porque ahora sí, cuando llegue el momento decisivo, sabremos desde dónde lanzar a cada punto, que tramos no merecen más de dos lances o en cuales invertir varias horas puede ser una gran opción. Contando con esta base trabajada y fundamentada, tendremos ya mucho ganado y estaremos preparados para encarar con garantías la etapa final, en la que lucharemos por ganarnos un combate con uno de esos rivales que nos haga tiritar.
