La pesca de lucios es una de las modalidades más extremas a las que te puedes enfrentar en agua dulce. El gran tamaño que pueden llegar a alcanzar, las peleas que ofrecen y lo desconcertante que en ocasiones puede llegar a ser su comportamiento, hacen de esta especie, una de las preferidas por el pescador deportivo. En las aguas de los embalses y ríos en los que nos movemos, existe una población muy importante con un tamaño medio considerable y con opciones reales de hacerte con un ejemplar especial, de esos con los que todos los amantes de su pesca anhelamos, ejemplares por encima del metro de longitud o incluso con un gigante de los que muchos ni se atreverían a soñar. Tanto si prefieres cantidad como si tu objetivo es un ejemplar muy por encima de la media, contamos con diferentes opciones para darte lo que buscas aunque en ocasiones el mismo escenario nos puede dar jornadas con un buen puñado de capturas y entre medias un pez de infarto.

Muchas de las masas de agua que frecuentamos cuentan con algunas de las poblaciones con las morfologías más brutales de toda Europa. Ejemplares sanos, muy anchos y fuertes y en no pocas ocasiones cuentan con unas libreas sencillamente inigualables. Otro de los incentivos de esta especie es que mantiene una actividad aceptable a lo largo de todo el año, de hecho incluso los meses más fríos del año, en los que otras especies bajan notablemente su actividad, es un momento muy interesante para su pesca. Sobre todo si pensamos en los peces mayores, estas fechas son unas de las más indicadas para lograrlo, con el aliciente extra de que las grandes hembras se suelen encontrar en su máximo esplendor, al estar cargadas de huevas y sus pesos se disparan, aunque la realidad es que podemos hacernos con un lucio gigante en cualquier periodo del año.

Si buscas emociones fuertes y sentir la sensación de sostener en tus manos a un animal mastodóntico, el lucio es tu destino.